Ficha técnica
Título: No hay rosas sin espinas
Autora: Rebeca Cid Vela
Editorial: Pluma de cristal
Saga:
Páginas: 260
Precio: 11,40 € (Amazon)
Año: 03/2019
Sinopsis
Que comience la caza.
Tras la desaparición de sus padres, Danna descubre que es una cazadora de demonios y que, además, se le da bastante bien.
Ahora persigue a esos monstruos por todas partes y, al mismo tiempo, busca a sus padres aunque siempre los sienta lejos.
Pero, de repente, el misterioso Lander aparece de la nada y le propone un trato que no puede rechazar.
Lo que Danna no sabe es que, mientras ella se centra en encontrar a su familia, el demonio más peligroso de la historia pretende acabar con la humanidad.
Opinión personal
No hay rosas sin espinas es la primera publicación de Rebeca Cid Vela y me llamó la atención desde el momento en que vi su portada, realizada por Gemma Martínez. Cuando supe que pertenecía al género de fantasía urbana y leí su sinopsis, decidí darle una oportunidad. ¿Que por qué?
Pues además del reto del que os he hablado ya en varias ocasiones de leer a más autoras y autores nacionales, vi que esta historia se centra mucho en los demonios y, como no podía ser de otra manera, en los cazadores de demonios. Hacía mucho que no leía una obra de fantasía urbana que tirara por estos seres y me apetecía mucho volver a aquel tipo de historia que me acercó a este subgénero.
Esta novela nos narra la historia de Danna, una chica que, tras un misterioso suceso, descubre que puede ver a los demonios y la llevan a un monasterio alejándose de la poca vida normal que podía tener tras la desaparición de sus padres.
Esta novela nos narra la historia de Danna, una chica que, tras un misterioso suceso, descubre que puede ver a los demonios y la llevan a un monasterio alejándose de la poca vida normal que podía tener tras la desaparición de sus padres.
Y en ese lugar hace una nueva vida, la entrenan físicamente aprovechando que tiene la habilidad de sobrepasar las barreras de los demonios y verlos con facilidad y cada vez está más a gusto dando caza a estos seres.
Allí también hace buenos amigos como Marcus o Annie, a pesar de quedar como la rarita para todos desde que llegó a esa institución.
Pero esa cierta estabilidad que le ha dado su nueva vida a lo largo de los años cambiará después de descubrir algo más sobre sus padres e irá poco a poco desenmarañando ese misterio con todas las consecuencias que pueda llegar a tener.
En No hay rosas sin espinas hay diversos personajes, pero este libro se centra sobre todo en Danna y en Lander. El resto tiene su importancia en momentos que lo requieren, pero en general no se los conoce tanto como para hablar de ellos. Al menos no tanto como los protagonistas, aunque sí que veremos algunos de sus claroscuros.
Con el comienzo en elipsis de la novela, vemos a una Danna confiada luchando contra demonios aunque se nos cuenta que no siempre fue así. A lo largo del libro, iremos explorando la mente de la protagonista. Veremos su fortaleza, su alegria y tristeza, sus momentos de debilidad... Y terminará siendo un personaje tridimensional al que nos gustaría poder conocer en persona. O quizá no.
La primera visión que tenemos de Lander es del típico malote. Danna y él tienen un encontronazo en medio de una batalla contra demonios y después de eso, ella está cabreada por la forma en la que le hablado. Así es una de las caras que muestra Lander: un chico creído, atrevido, valiente. Pero al igual que con Danna, veremos otras partes de su personalidad en otro tipo de momentos.
Conoceremos también a algunas de las personas que viven en el monasterio junto a Danna como Marcus, Carter, Annie o Eleanor. Veremos la relación de estos cuatro con ella y sabremos por encima sus gustos, sus relaciones entre ellos y el resto de la institución. Y, en definitiva, el tipo de personas que son.
Como no podía ser menos, también conoceremos a algunas de las personas de la vida de Lander que completaran un poco al personaje y con los que podremos conocer otros tipos de sociedades que, aún siendo conocedoras de los demonios, se comportan y tienen una visión diferente de ellos.
Con el comienzo en elipsis de la novela, vemos a una Danna confiada luchando contra demonios aunque se nos cuenta que no siempre fue así. A lo largo del libro, iremos explorando la mente de la protagonista. Veremos su fortaleza, su alegria y tristeza, sus momentos de debilidad... Y terminará siendo un personaje tridimensional al que nos gustaría poder conocer en persona. O quizá no.
La primera visión que tenemos de Lander es del típico malote. Danna y él tienen un encontronazo en medio de una batalla contra demonios y después de eso, ella está cabreada por la forma en la que le hablado. Así es una de las caras que muestra Lander: un chico creído, atrevido, valiente. Pero al igual que con Danna, veremos otras partes de su personalidad en otro tipo de momentos.
Conoceremos también a algunas de las personas que viven en el monasterio junto a Danna como Marcus, Carter, Annie o Eleanor. Veremos la relación de estos cuatro con ella y sabremos por encima sus gustos, sus relaciones entre ellos y el resto de la institución. Y, en definitiva, el tipo de personas que son.
Como no podía ser menos, también conoceremos a algunas de las personas de la vida de Lander que completaran un poco al personaje y con los que podremos conocer otros tipos de sociedades que, aún siendo conocedoras de los demonios, se comportan y tienen una visión diferente de ellos.
Como novela de fantasía urbana, la historia está ambientada en el mundo real y todo lo fantástico está oculto para la mayoría de los seres humanos gracias al glamour, "magia" utilizada tanto por demonios como por cazadores para preservar su existencia del resto. Este elemento es bastante común en las obras de este género y junto con otros que aparecen, he podido reconocer varias inspiraciones.
Pero esa sensación se va diluyendo por el tipo de personajes y situaciones que muestra la autora pasada la primera parte de la novela.
Y, después del final, me he quedado con ganas de seguir explorando el mundo, sobre todo por la oscuridad que rodea a los demonios y a todo lo demás.
Pero esa sensación se va diluyendo por el tipo de personajes y situaciones que muestra la autora pasada la primera parte de la novela.
Y, después del final, me he quedado con ganas de seguir explorando el mundo, sobre todo por la oscuridad que rodea a los demonios y a todo lo demás.
Un punto a favor de la novela es la narración. Rebeca nos muestra un estilo bastante directo al lector, lo que ayuda a la inmersión de este tanto al mundo como a la historia de ella y los personajes que le acompañan. Esta narración cae en ocasiones en contar más que mostrar y ciertas escenas hubieran tenido más poder de lo contrario, pero entiendo que esto es algo más bien personal.
Y la verdad es que mi experiencia ha sido muy buena en general. La acción de la historia está bien distribuida consiguiendo un ritmo bastante bueno y coherente con sus respectivos picos de tensión y reposo y las escenas anteriores y posteriores a ellos. Aunque quizá hay determinados momentos que sí que hubieran necesitado un poco de reposo para creérmelos más.
En definitiva, No hay rosas sin espinas es una novela que se distancia de la obra de fantasía urbana juvenil prototípica gracias a ciertos lados de la sociedad que muestra en ocasiones pero, sobre todo, gracias a sus personajes. Rebeca Cid Vela ha creado una historia con la que sentiremos que acompañamos a Danna y a Lander en su camino luchando contra demonios e intentando encontrar la verdad ante el misterio que los rodea. Después de estar inmerso en su mundo y ver varios de sus detalles más únicos, no me importaría volver alguna vez más.
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